Alegría en el Distrito México Norte por dos Hermanos que profesan sus Votos Perpetuos

Este 28 de junio de 2025 el Distrito México Norte celebra con alegría la consagración definitiva a Dios de dos Hermanos de las Escuelas Cristianas que profesan sus Votos Perpetuos, es decir, para toda la vida. Se trata de los Hermanos Eduardo José Cardosa Ramírez y Juan Pablo Reynoso Ramos, de 29 y 30 años, respectivamente.

Ambos expresan su entusiasmo y profunda confianza en Dios al llegar a esta fase de su itinerario vocacional, fruto de un profundo discernimiento y compromiso apostólico en el carisma lasallista.

“Dios me llama a pedalear aún más lejos”

El Hno. Eduardo evoca sus orígenes, en el seno de su familia y en el Colegio La Salle Guadiana en Durango (México) “donde nací y crecí, de la mano de Hermanos, maestras, maestros, amigos y compañeros”. Posteriormente, el llamado de Dios se intensificó mientras realizaba el Voluntariado Lasallista en la Sierra Durango y al ingresar al Postulantado, en 2015, “este llamado me ha ido configurando como Hermano de las Escuelas Cristianas”.

Al referirse a su camino vocacional, el Hno. Eduardo delinea una bella y singular similitud con el ciclismo: “sin ser un experto, me considero aficionado al ciclismo de ruta. […]. En el ciclismo de ruta, suele haber un premio a los corredores que cruzan los puertos de alta montaña […] que sobresalen por la altitud y los grados de pendiente en referencia a la altitud media de la etapa. También hay puntos donde se realizan esprints, donde los especialistas en velocidad hacen un mayor esfuerzo”, comenta el joven religioso.

“Hago referencia al ciclismo, porque estos puntos de esprint y de puertos de montaña están bien señalados en las rutas de cada etapa de estas grandes competencias, y algo similar creo que sucede con mi vida de Hermano”, continúa el Hno. Eduardo, al señalar que, en su caso, “la ruta inició hace algunos años, cuando terminé el bachillerato e ingresé al Voluntariado Lasallista, donde sentí que Dios me llamaba a pedalear más lejos aún. La carrera comenzaba y no sabía lo que vendría. Con el paso de los años, algunas etapas iniciaron y terminaron”.

De manera explícita, al recordar su paso por diversas fases de su proceso de formación, el Hno. Eduardo señala que “algunas etapas han pasado y han tenido sus exigencias, sus descansos, sus alegrías, tropiezos, caídas, levantadas, errores”. Sin embargo, lo mismo que sucede en las competencias, “en el grupo más grande de ciclistas, llamado pelotón, muchas veces se va trabajando en equipo y hasta se llega a formar una comunidad y a construir lazos de amistad. Esto también me ha sucedido durante el Postulantado, Prenoviciado, Noviciado y Escolasticado”, afirma.

Recordando algunos versículos del Salmo 116, el Hno. Eduardo confiesa que, en la última fase de su preparación a los Votos Perpetuos, las palabras del salmista han sido fuente de inspiración permanente: “El Señor ha sido bueno conmigo. ¿Cómo podré pagar al Señor todo el bien que me ha hecho? Cumpliré mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo”. Es consciente que el camino que ha recorrido como Hermano lo ha realizado con fe “y que requiere aún más [fe] para lo que viene”.

“Como Hermano joven, ahora de Votos Perpetuos reconozco y asumo aún con mayor fuerza el llamado que he recibido a ser testigo de la fraternidad en el mundo. Sé que estoy llamado a ser levadura en las periferias. Sé que estoy llamado a seguir sensibilizando mi corazón para poder tocar más y más corazones”, manifiesta con esperanza el Hno. Eduardo, y por ahí pasan sus sueños: “sueño con un Instituto que siga rompiendo barreras y fronteras. Me llena de ilusión ver la historia de La Salle y de los Hermanos y pensar que formo parte de una familia enorme. Sueño con aportar mi vitalidad, mi creatividad y mi espontaneidad a esta obra que Dios ha querido compartir con nosotros. Sueño con Instituto que crece en número de Hermanos y colaboradores, que crece en espiritualidad, que busca innovar en formas de hacer llegar el Evangelio y la educación todos lados, hasta en las periferias”.

Desde la esencia del Espíritu de fe

Por su parte, el Hno. Juan Pablo, originario de Guadalajara, en el estado mexicano de Jalisco, y exalumno del Colegio Febres Cordero, es consciente que “no ver nada sino con los ojos de la fe, no hacer nada sino con la mira en Dios y atribuirlo todo a Dios, es la esencial del espíritu de fe, lo cual hace posible el ser Hermano”.

“Es un hecho que el camino del ser Hermano me ha permitido descubrir cada vez más razones que me mueven a sentirme correspondido con esta vocación”, asevera el Hno. Juan Pablo, al reconocer que, sin embargo, “transitar dicho sendero implica hacer un sacrificio en el que es indispensable desarrollar talentos o virtudes”.

Un hecho sencillo y cotidiano como jugar voleibol con los jóvenes del Colegio Miguel de Bolonia, en San Juan de los Lagos, Jalisco, comunidad educativa donde actualmente vive y comparte su vocación, le ha permitido comprender que “por sencillo que parezca, me exige practicar habilidades que no poseo y acciones como estas me dan la oportunidad de ser Hermano en espacios donde se fortalece la fraternidad de una forma creativa”. En palabras de Anselm Grün, “la discretio (discernimiento de los espíritus) es el arte de despertar en cada ser humano la vida y las capacidades que se esconden en él”.

El deporte es sólo una de las realidades a través de las cuales el Hno. Juan Pablo pone en práctica sus talentos para que sean “el motor que me conduce hacia donde Jesús me llame”. Actualmente, como profesor titular de quinto grado de primaria actualidad, se siente desafiado a “poner en práctica aquello que me lleva a superarme y tener un acercamiento con las demás personas”, con la convicción de “lo valioso que es mantener una escucha activa y reconocer las necesidades del prójimo”.

Asimismo, las necesidades pedagógicas contemporáneas hacen parte de sus preocupaciones y lo conducen a cuestionarse permanentemente: “¿de qué forma mi ser docente da respuestas creativas a las urgencias educativas actuales?”. “Tal pregunta me confronta y motiva a que, junto al equipo docente que pertenezco, se formulen más preguntas que nos encaminen a comprometernos en nuestra labor educativa”, añade el Hno. Juan Pablo.

Estas y muchas otras experiencias vividas a lo largo de su camino de formación como Hermano, lo han llevado a sentirse feliz con la decisión de realizar sus Votos Perpetuos como Hermano de las Escuelas Cristianas, decisión que también fue madurando al atravezar por momentos de crisis, pues “sin las dificultades que se presentan al avanzar por la ruta —impredecible e infinita— del ser Hermano, no gozaría el entusiasmo que ahora experimento de vivir esta vocación”.

“Esa fue, además, la enseñanza nos dejó san Juan Bautista de La Salle, cuando el 21 de noviembre de 1691, junto a otros dos Hermanos realizó el voto heróico, una acción en la que se comprometían a consagrarse de por vida y fue más allá de enfrentar toda adversidad”, concluye el Hno. Juan Pablo, recordando también una significativa frase del místico Eckhart: “el fundamento real de aquello que es o se puede llegar a ser se halla en el ser de Dios”.