Encuentro Internacional de Jóvenes Lasallistas reúne en la Casa Generalicia a 350 “peregrinos de esperanza”

La Casa Generalicia de los Hermanos de las Escuelas Cristianas fue el punto de encuentro de unos 350 jóvenes lasallistas, “peregrinos de esperanza”, provenientes de diversos Distritos y Regiones del Instituto, quienes celebraron el Encuentro Internacional de Jóvenes Lasallistas convocado por la Comisión de Jóvenes y la Oficina de Pastoral Vocacional y Voluntariado del Instituto.

Desde las 8:30 a.m. en el vestíbulo principal de la “Casa Madre” se respiraba un ambiente de fraternidad y alegría, a medida que llegaban las numerosas delegaciones de jóvenes lasallistas —quienes también participan en las actividades del Jubileo de los Jóvenes, en Roma—, acompañados por Hermanos, docentes y colaboradores de diversas obras a nivel global.

Mensaje de bienvenida del Superior General

A las 9:30 a.m. el Encuentro inició con una oración en el Santuario donde se encuentran los restos de San Juan Bautista de La Salle. Allí, el Hno. Armin Luistro, Superior General del Instituto, dirigió a los jóvenes un emotivo mensaje de bienvenida, haciendo memoria de algunas experiencias recientes, durante sus visitas pastorales, plenas de sentido y motivación.

“Estoy aquí porque necesito verlos, escucharlos, sentirlos”, dijo el Hno. Armin, subrayando que “servirles a ustedes, nuestros jóvenes, es la razón más importante por la que este Instituto existe, tal vez la única razón por la que existe este Instituto Lasaliano (…). Hoy y en los próximos días, oro para que ustedes también descubran por qué están aquí. Ante los restos mortales de San Juan Bautista de La Salle, en este lugar sagrado, renuevo mi compromiso personal de ser un hermano y un hermanito para cada uno de ustedes”.

El Hno. Armin también recordó dos historias fundacionales. La de Jesús de Nazareth, hace más de 2.000 años, quien proclamó “buenas noticias para los pobres, libertad para los prisioneros, recuperación de la vista para los ciegos, libertad para los oprimidos”; y Juan Bautista de La Salle, hace unos 345 años, quien a la edad de 28 años “reunió a unos jóvenes, ¡de la edad de ustedes!, para formar una comunidad de maestros que proclamaran el gran sueño del Padre, en el que los niños, especialmente los ‘alejados de la salvación’, pudieran ver el Reino”. “Imaginó escuelas inclusivas, abiertas a todos —continuó—, especialmente a los pobres que no tenían forma de superar las barreras sociales y económicas de su tiempo”.

Al concluir su mensaje, el Hno. Armin exhortó a los jóvenes a ser soñadores, como Jesús y Juan Bautista: “el mundo siempre ha sido moldeado por soñadores. Su sueño no tomó forma en grandes proclamas ni en acontecimientos extraordinarios, sino en pequeños pasos decisivos y en la lucha por vivir en auténtica fraternidad y en el compromiso con su misión educativa”. “¿Por qué están aquí?”, finalizó.

Luego de este significativo encuentro, los jóvenes recorrieron por grupos varios lugares de la Casa Generalicia donde se desarrollaron actividades en torno a la identidad y la misión que nos une como Familia Lasallista: 1 La Salle.

A medida que avanzaba la jornada, se ampliaban los lazos de fraternidad entre los jóvenes provenientes de distintas realidades y culturas donde está presente el carisma lasallista: desde Palestina hasta Norteamérica, desde Rumania hasta Brasil, desde España hasta Filipinas, desde Madagascar hasta México.

Ser luz del mundo

“Para que haya más esperanza en el mundo, los lasallistas debemos buscar a Dios, tener confianza en Él y ser luz del mundo”, comentó Manuel Flores, estudiante lasallista de La Antigua, en Guatemala. César Alvis, del Colegio Juan Luis Londoño, en Colombia, agregó que “los lasallistas debemos cuidar de nuestro hermano, de nuestra familia, de nuestro entorno, de nuestro mundo».

Al final de la jornada, entre sonrisas y en un ambiente festivo y colorido, expresión de comunión en la diversidad, de fraternidad y servicio, los participantes del Encuentro Internacional de Jóvenes Lasallistas se tomaron dos “fotos de familia”, una en el Santuario de San Juan Bautista de La Salle y otra en las escaleras de la entrada principal a la Casa Generalicia. “Viva Jesús en nuestros corazones… por siempre”, corearon en inglés, español y francés, en acción de gracias por la experiencia vivida.