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Patrono de los educadores
15 de mayo de 2021

Este es nuestro tiempo, un «tiempo propicio» para la esperanza [1] y para tomar decisiones,
no por temor a nuestra propia fragilidad, sino con audacia y valor evangélicos.
[1] Cf. Regla, 40.

Queridos Hermanos, Colaboradores y miembros de la Familia Lasallista:

A lo largo de la pandemia, Hermanos, Colaboradores, estudiantes, personal de administración y servicios, y ciertamente todos los miembros de la Familia Lasallista nos estamos enfrentando al desafío de hacer vida el «asegurarnos de que la escuela funcione bien», como indicaba La Salle. Todos ustedes siguen creando y preservando ambientes educativos seguros y acogedores en sus comunidades educativas y en sus centros.  Hoy, al recordar la vida y la obra de Juan Bautista de La Salle, les manifiesto mi más sincero agradecimiento y reconocimiento a cada uno de ustedes por su heroico servicio, su liderazgo creativo, y por su continua y alegre proclamación del Evangelio.

Cada uno de nosotros y todos juntos seguimos reflexionando sobre el impacto que las numerosas crisis derivadas de la pandemia ocasionan en nuestras vidas, en nuestras responsabilidades sociales y en la misión de anunciar la Buena Noticia a los pobres.  Una crisis siempre lleva a un punto de inflexión y a la necesidad de tomar decisiones importantes. Una crisis frecuentemente se parece a un encuentro inesperado que, aunque al principio es un catalizador levemente percibido, impulsa un cambio radical o la aceleración de un cambio que ya está en marcha.  El encuentro inesperado de Juan Bautista de La Salle con Adrián Nyel es un conocido ejemplo de un acontecimiento provocador de una crisis que conduce a un cambio radical. La creciente respuesta del Instituto al azote de la pandemia es un ejemplo de una crisis que acelera los cambios que ya están en marcha; como sabemos, el Instituto lleva bastante tiempo en la senda del cambio y la renovación.

San Juan Bautista de La Salle nos invita a ver todos los encuentros y acontecimientos de la vida con los ojos de la fe, es decir, en el contexto de nuestra relación con Dios y abiertos a la influencia del Espíritu Santo. El escritor espiritual Henri Nouwen sugiere que busquemos la presencia de Dios en todo lo que acontece porque Dios está siempre actuando en nuestra historia:

Lo que buscamos ya está aquí…. Empezamos a ver la historia no como un conjunto de acontecimientos que interrumpen lo que «tenemos» que hacer.

Comprendemos el tiempo a la luz de la fe en el Dios de la historia. Vemos cómo los acontecimientos de este año no son sólo una serie de incidentes y accidentes, afortunados o desafortunados, sino las manos alfareras de Dios, que quiere que crezcamos y maduremos.[1]

A medida que nos vamos preparando para el 46º Capítulo General y las correspondientes asambleas internacionales, la percepción consciente de las manos alfareras de Dios en todos los acontecimientos desconcertantes e inquietantes causados por la pandemia nos abrirá a otra oportunidad para: por un lado, relacionarnos más profundamente con nuestros hermanos y hermanas; y, por otro lado, para aportar continuamente un aire de renovación y vida a nuestra misión de educación humana y cristiana.

Los temas del Capítulo General -Construir nuevos caminos para transformar vidas– y de la 3ª Asamblea Internacional de la Misión Educativa Lasallista (AIMEL III) -Identidad. Vitalidad. Transformación– nos inspiran a percibir este momento «como un tiempo de profunda revitalización» para nuestra Familia Lasallista y para la misión. La transformación contempla nuevos modelos de gobernanza inclusiva en todos los niveles del Instituto y un compromiso más pleno con la Asociación Lasallista. 

Hermanos y hermanas: estamos llamados a vivir nuestras respectivas vocaciones lasallistas en asociación para la misión y a desplegar nuestra presencia a los márgenes de la sociedad.  Estamos llamados a vivir este momento como un «tiempo propicio» para ser signos de esperanza y generadores de decisiones valientes.  Nuestra fe en Dios nos sostiene; en nuestra debilidad volvemos a acoger a Jesucristo en nuestras vidas[2] para que podamos desprendernos de lo irrelevante y nos comprometamos de nuevo con la alegría del Evangelio, ya que por la fe Hermanos, Colaboradores, estudiantes y miembros de la Familia Lasallista[3] “juzgamos todas las realidades terrenas a la luz del Evangelio».[4]

¡Feliz día de fiesta!      

Fraternalmente,

Hermano Robert Schieler, FSC
Superior General


[1] Nouwen, Henri. Turn My Mourning into Dancing, Word Publishing, 2001, p. 55.
[2] Cf. 2 Cor 12,10.
[3] Consejo General, Texto preliminar sobre la Asociación para la Misión, 2021.
[4] Cf. Regla, 6.