“Al celebrar el Jubileo de los equipos sinodales y de los órganos de participación, se nos invita a contemplar y a redescubrir el misterio de la Iglesia”, ha afirmado el Papa León XIV en su homilía, el pasado 26 de octubre, al subrayar que la Iglesia “no es una simple institución religiosa ni se identifica con las jerarquías”, por el contrario, las estructuras sinodales “expresan lo que ocurre en la Iglesia, donde las relaciones no responden a las lógicas del poder sino a las del amor”.
Han sido tres días para orar, reflexionar y compartir experiencias en torno a la implementación de las decisiones consignadas en el Documento Final del Sínodo sobre la Sinodalidad.
“En el camino sinodal, la esperanza nos sostiene a lo largo del delicado y arduo sendero del discernimiento y la conversión”, ha destacado el Card. Mario Grech, Secretario General de la Secretaría General del Sínodo, durante la primera jornada (el 24 de octubre), cuando tuvo lugar un diálogo abierto entre el Papa y los representantes de siete regiones geográficas a nivel global, donde se abordaron diversas cuestiones emergentes, como el principio de subsidiariedad; la conversión sinodal; la superación del miedo a la implementación de la sinodalidad por parte de algunos obispos y sacerdotes; la formación para la sinodalidad; y la necesidad de un cambio cultural para hacer posible la igualdad entre hombres y mujeres en la Iglesia.
Varias de estas temáticas fueron profundizadas también en los 24 talleres y los seis seminarios que se desarrollaron por grupos idiomáticos a lo largo del segundo día del Jubileo (el 25 de octubre), donde el Hno. Chris Patiño, Consejero General del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, y la Hna. Maria Cimperman, religiosa del Sagrado Corazón de Jesús y coordinadora de las iniciativas sobre sinodalidad en la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), lideraron el taller “Mujeres y hombres juntos por una Iglesia sinodal”.
Caminar juntos como mujeres y hombres
“Uno de los mensajes que escuchamos durante el Jubileo fue sobre la unidad —no la uniformidad—, permitiendo que se respeten y se compartan los dones distintivos de cada persona, permitiéndonos caminar juntos como mujeres y hombres”, comentó el Hno. Chris Patiño.
En este sentido, continuó el Hno. Chris, “nuestro aporte en este Jubileo se ha centrado en las mujeres y los hombres que caminan juntos por una Iglesia más sinodal, y la formación fundamental que debe tener lugar para que eso sea realmente un proceso, un camino de todo el Pueblo de Dios, en una Iglesia inclusiva”.
El aporte del Hno. Chris y de la Hna. Maria, durante el taller, giró en torno a “nuestra vocación fundamental, nuestra identidad fundamental, nuestro bautismo, nuestra dignidad humana común que nos permite, entonces, caminar juntos y reconocer los dones particulares que cada persona aporta”.
En un tiempo en el que es imprescindible construir puentes en la Iglesia como en la sociedad, valorar la “identidad sustancial” de los bautizados y “su igual dignidad como miembros del pueblo de Dios” puede ayudar a que afloren los dones y carismas para que el mensaje Evangelio sea proclamado y de paso a sociedades y realidades eclesiales cada vez más justas e incluyentes.
El aporte lasaliano a la Iglesia sinodal
A modo de balance, el Hno. Chris ha comentado que la participación en este jubileo “ha sido una oportunidad increíble para compartir ese mensaje y hacerlo desde nuestra propia experiencia como Instituto, como Familia Lasaliana”. “Estamos comprendiendo más profundamente lo que significa ser sinodales”.
“Estamos muy agradecidos por estos días que nos ha permitido aprender de otros y a partir de otras experiencias en tantas partes de nuestro mundo, en tantos ámbitos de la Iglesia, y que nos están enseñando a ser más sinodales, reconociendo que es un proceso que estamos viviendo y una gran oportunidad para seguir caminando juntos como pueblo de Dios”, concluye el Hno. Chris Patiño.

