A lo largo de cinco meses, los miembros del Consejo de Distrito de Vietnam colaboraron estrechamente con un equipo ad hoc de educadores pertenecientes a De La Salle University para diseñar programas de liderazgo y formación específicos para Hermanos y Colaboradores lasalianos de Vietnam. Esta iniciativa de colaboración incluyó correspondencia regular y reuniones virtuales y presenciales. El proceso de planificación fue bien completo. Comenzó con la recopilación de perfiles y expectativas de los posibles participantes, seguida de la selección y preparación de los materiales para su traducción al vietnamita y al jemer. El equipo también se puso de acuerdo sobre los objetivos generales y elaboró meticulosamente la estructura y el contenido de los programas.
El equipo de desarrollo, formado por la Sra. Fritzie Ian de Vera, el Hno. Hans Moran, el Dr. Voltaire Mistades y la Dra. Christine Joy Ballada, trabajó en estrecha colaboración con el Hno. Joseph Le Van Phuong, Visitador del Distrito, y los miembros del Consejo de Distrito de Vietnam. Juntos definieron los objetivos comunes de los programas, que incluyen la profundización en la comprensión y la aplicación del liderazgo lasaliano, la pedagogía y la asociación para la misión. También se animó a los participantes a reflexionar sobre su itinerario vocacional y a explorar formas de encarnar su compromiso con la Misión Educativa Lasaliana. Además, los programas tenían como objetivo capacitar a los participantes para desarrollar un plan de acción personal o comunitario que integrara estrategias de liderazgo, pedagógicas y colaborativas arraigadas en los valores e ideales lasalianos, y colaborar con otros lasalianos para crear y poner en práctica programas de formación contextualizados para sus obras educativas concretas.
Veinticuatro Hermanos se reunieron para participar en el programa de formación de cuatro días diseñado especialmente para los Hermanos de La Salle, una experiencia enriquecida por la plena participación del Consejo de Distrito. El primer día marcó la pauta con una reflexión profunda y emotiva sobre el liderazgo lasaliano a través del prisma de la Declaración sobre la Misión Educativa Lasaliana. Los debates pronto trascendieron la teoría y se adentraron en las entrañas de los retos reales a los que se enfrentan los Hermanos en Vietnam en la actualidad. Hubo un momento que destacó especialmente. Mientras el grupo debatía sobre lo que realmente significa ser un líder lasaliano, surgieron dos preguntas muy potentes: «¿Ignoramos a alguien en nuestra propia comunidad?», «¿Ponemos excusas para no cuidar de algunas personas?». Estas preguntas tocaron la fibra sensible y abrieron la puerta a una indagación espiritual más profunda: ¿Cómo reconocemos la huella de Dios en aquellos a quienes nos cuesta amar? Así, lo que comenzó como una sesión sobre liderazgo se transformó rápidamente en un examen de conciencia colectivo, un recordatorio de que liderar como lasaliano no es solo una cuestión de servicio o estrategia, sino de amor, humildad y ver lo sagrado en cada persona. La sesión concluyó con la identificación por parte de los Hermanos de las prioridades clave que desean abordar: la formación y el empoderamiento de los laicos, el acompañamiento a los alumnos con dificultades y la sostenibilidad medioambiental.
El segundo día del itinerario formativo de los Hermanos se centró en la pedagogía lasaliana. Aprovechando el dinamismo del primer día, se invitó a los participantes a reflexionar sobre su propia comprensión y experiencia de los elementos fundamentales de la práctica educativa lasaliana. Esta reflexión dio paso a un dinámico taller en el que se exploraron los enfoques pedagógicos actuales en Vietnam. Los Hermanos compartieron sus ideas, destacaron los retos y expresaron sus esperanzas para el futuro de la educación lasaliana en sus contextos. El debate cobró nueva energía cuando el grupo abordó las teorías contemporáneas del aprendizaje, muchas de las cuales reafirmaron lo que San Juan Bautista de La Salle había defendido hace siglos: que el alumno debe estar en el centro del proceso educativo. Aunque hoy día lo llamamos «estar centrados en el alumno», para los lasalianos es una convicción tradicional que sigue dando forma tanto a su visión como a su práctica.
El tercer día, la atención se centró una vez más en el interior, esta vez en las profundas raíces de la asociación. Partiendo del espíritu de reflexión de los días anteriores, se invitó a los Hermanos a contemplar lo que realmente significa vivir su voto de asociación en el mundo actual. Las reflexiones suscitaron preguntas sinceras sobre el liderazgo, la corresponsabilidad y los lazos sagrados que unen a quienes comparten la Misión Lasaliana. Se desafió a los Hermanos no solo a evaluar su propio liderazgo, sino también a reconocer y honrar las voces y contribuciones de los demás, especialmente de las mujeres lasalianas, que, aunque han hecho votos de diferentes maneras, recorren el mismo camino de misión y compromiso. A continuación, se llevó a cabo una actividad creativa y sincera: se pidió a los participantes que identificaran diez formas significativas de fomentar la asociación en sus comunidades. Con inspiración e imaginación, pasaron de la reflexión a la expresión, elaborando su visión del Distrito dentro de diez años, sueños visuales del tipo de asociación lasaliana y misión compartida que anhelaban ver. Los resultados fueron impactantes: imágenes que captaban esperanzas, relaciones y un profundo deseo de construir un futuro arraigado en la unidad y el amor.
El último día del programa, se invitó a los Hermanos a enfrentarse a una pregunta profundamente personal y transformadora: «¿Quién es mi hermano?». No se trataba de una mera reflexión teológica, sino de un reto para mirar la colaboración con nuevos ojos, afrontar la realidad del empoderamiento y abrazar la misión compartida en toda su complejidad, especialmente en un país donde el Estado vigila de cerca a quienes se dedican a la educación. Se pidió a los Hermanos que fueran más allá de la reflexión e identificaran pasos concretos y viables para fortalecer la colaboración y animar la misión con más audacia. Utilizando notas adhesivas como soportes para sus intenciones, el grupo participó en animados debates y finalmente llegó a un consenso sobre las prioridades clave que darían forma a su camino a seguir. En una emotiva eucaristía final, estos compromisos se elevaron en oración, sellando simbólica y espiritualmente el trabajo que habían comenzado juntos. El H. Ricky Laguda FSC, Consejero General para PARC, y el H. Armin Luistro FSC ofrecieron sendos mensajes de ánimo desde el corazón. El H. Armin subrayó especialmente la vital función de trabajar mano a mano con los Colaboradores lasalianos en Vietnam, calificándolo de verdadera expresión de sinodalidad. Con profunda convicción, afirmó su creencia de que el Distrito de Vietnam, con su resiliencia y dedicación mundialmente reconocidas, es más que capaz de vivir este camino compartido de fe y misión.
El programa de formación de tres días para 21 Colaboradores lasalianos con tres Hermanos del equipo de animación del Distrito comenzó el 8 de julio y se inauguró con preguntas audaces y conmovedoras: «¿Qué me mantiene en la misión?», «¿Dónde encuentro la esperanza?», «¿Dónde nos encontramos como facilitadores del aprendizaje?». Estas preguntas, planteadas a educadores y directivos de cuatro escuelas lasalianas diferentes, establecieron inmediatamente un tono reflexivo y sincero. A medida que los participantes compartían sus verdades, sus relatos se convertían en hilos de un poderoso tapiz de vocación, resiliencia y proyecto. De este rico intercambio surgió el tema de la fidelidad creativa, un recordatorio de que hay innumerables formas de servir, enseñar y liderar. La fidelidad a la misión lasaliana no significa repetición, sino reimaginar nuestra respuesta a las necesidades de los alumnos de hoy sin perder de vista nuestro espíritu fundacional. Por la tarde, la energía se convirtió en acción. Los participantes se sumergieron en un taller práctico, identificando formas específicas y significativas de nutrir y fortalecer la cultura lasaliana en sus escuelas y comunidades. La sala vibraba con determinación, pasión y la sensación compartida de que lo que hacen, y cómo lo hacen, puede transformar verdaderamente vidas.
El segundo día de la formación llevó a los Colaboradores lasalianos a un profundo itinerario, explorando dos dimensiones vitales de su vocación: la espiritualidad lasaliana y la pedagogía lasaliana. Reconociendo el contexto secular de la sociedad vietnamita, la jornada comenzó con una reflexión profundamente personal. Se pidió a los participantes que recordaran un momento en el que se sintieron verdaderamente conectados con algo —o alguien— más grande que ellos mismos. El intercambio fue rico y conmovedor, y abrió la puerta a una pregunta más profunda: «¿Qué significa para ti la espiritualidad?».
Esta pregunta invitó al grupo a articular las creencias y valores fundamentales que anclan su vida interior. Sus reflexiones fluyeron naturalmente hacia una discusión sobre los temas de la espiritualidad lasaliana, a partir de las Meditaciones de san Juan Bautista de La Salle. A continuación, el grupo se encontró con la cuádruple invitación al educador lasaliano. Los facilitadores guiaron a los participantes a reflexionar: «¿Cómo se desarrolla esta invitación en tu vida como educador lasaliano?». Esta pregunta pretendía ser un punto de inflexión, estableciendo una poderosa conexión entre la espiritualidad lasaliana y la práctica educativa. Ya no se trataba solo de lo que enseñaban, sino de cómo y por qué lo enseñaban.
La tarde continuó con esta rica reflexión, planteando una pregunta aparentemente sencilla: «¿Qué hace a un buen educador lasaliano?». Los participantes se basaron en su propia experiencia y escribieron en tarjetas las cualidades y prácticas que, en su opinión, definían a los profesores verdaderamente eficaces. Estas ideas sentaron las bases para revisar los elementos esenciales de la pedagogía lasaliana: su enfoque centrado en el alumno, el poder de las relaciones humanas, su objetivo de preparar a los alumnos para la vida, su opción preferencial por los pobres y la llamada a fomentar la interioridad. Para cerrar la jornada, los facilitadores presentaron dos enfoques educativos contemporáneos —la educación centrada en el alumno y la educación basada en resultados— que vinculan los valores perdurables de la tradición lasaliana con las prácticas globales en evolución.
Fue un día de reflexión, integración y convicción renovada: enseñar como lasalianos es formar tanto el corazón como la mente, basándose en el espíritu e impulsados por un propósito.
El último día de la formación de los Colaboradores fue una culminación poderosa, rica en significado y profundamente personal. El tema de la asociación, que había sido central en la formación de los Hermanos, ocupó ahora un lugar central para los Colaboradores. Aunque muchos participantes llevaban menos de una década formando parte de la misión lasaliana, se les invitó a mirar atrás y reflexionar: «¿Cómo llegué a formar parte de esta misión?».
Lo que siguió fue una hermosa efusión de historias sinceras, sentidas y únicas. Cada historia se plasmó en un póster y se expuso en una exposición en el pasillo, para que todos pudieran ver, honrar y celebrar los muchos caminos que les habían llevado a esta vocación compartida. La sala se llenó de una reflexión tranquila, sonrisas de reconocimiento y un renovado sentido de pertenencia. Estas historias sentaron las bases perfectas para una conversación más profunda sobre la corresponsabilidad, la asociación y la función evolutiva y esencial de las mujeres en la Familia Lasaliana. Los facilitadores guiaron el debate con sensibilidad y pasión, ayudando a los participantes a verse no solo como empleados, sino como socios en la misión, co-constructores de un legado arraigado en la fe y el servicio.
Para cerrar la jornada, y todo el programa, se pidió a cada participante que identificara tres compromisos concretos para promover la asociación en sus comunidades educativas. Los compromisos que compartieron giraban en torno a realizar más esfuerzos para comprender al alumno dentro y fuera del aula, crear espacios para profundizar en la espiritualidad e involucrar tanto a los alumnos como a los Colaboradores en más actividades de servicio. Estos se plasmaron en planes de acción sencillos y se compartieron en una sesión plenaria, lo que suscitó comentarios afirmativos y reflexiones profundas de los demás participantes, los facilitadores y los miembros del Consejo de Distrito que habían observado en silencio durante toda la formación. El programa concluyó con una significativa ceremonia de clausura, en el que se ofrecieron simbólicamente los compromisos personales, convirtiendo la intención en promesa y la esperanza compartida en acción.
En conjunto, los programas de formación para los Hermanos y Colaboradores del Distrito de Vietnam constituyen un testimonio conmovedor del espíritu de sinodalidad que la Familia Lasaliana se esfuerza por vivir cada día: caminar juntos, escuchar profundamente y discernir fielmente.
Este itinerario ha sido posible gracias al apoyo incondicional de la Universidad De La Salle, al compromiso inquebrantable de los responsables del Distrito de Vietnam, a la pasión y dedicación de los facilitadores y ponentes, y a la participación sin reservas de los Hermanos y Colaboradores que se entregaron plenamente a la experiencia.
Más que una serie de sesiones, esta formación fue una expresión viva de comunión, de corazones unidos en la misión, de voces alzadas con un objetivo común. Reveló algo verdaderamente inspirador: que la Misión Lasaliana en Vietnam no solo está viva, sino que es vibrante, está creciendo y llena de esperanza para el futuro.
Para reforzar su compromiso global con la formación y el desarrollo profesional, el Consejo General ha restablecido la Oficina del Consorcio ICJM. Esta Oficina renovada sirve de centro para diseñar, coordinar y apoyar programas de formación continua para los Hermanos y los Colaboradores lasalianos de todo el Instituto. El Consorcio ICJM ayudó a poner en marcha la reciente iniciativa de formación en Vietnam y está dispuesto a ayudar a cualquier Sector o Distrito en búsqueda de programas de formación y desarrollo a corto o medio plazo. Gracias a la experiencia académica de nuestra red de universidades del Consorcio, podemos ofrecer un apoyo personalizado y acorde con la misión. Si su Distrito o Sector desea colaborar, no dude en ponerse en contacto con nosotros en icjm@lasalle.org. Estamos aquí para servirle de ayuda.
* Artículo publicado por LEAD.