“Nuestro corazón está en las periferias” es el título de la Reflexión Lasallista 10 (2024 – 2025) que se enmarca en la campaña global ADN Lasallista, en continuidad con la Reflexión Lasallista 9: “Y tú, ¿hacia dónde miras?” (2023 – 2024).
“Esa reflexión nos proponía ahondar sobre el significado de ‘mirar’ en el espíritu del Proyecto Levadura, enriquecido con una profunda reflexión bíblica que ilustra y enriquece el hecho de mirar y el tipo de mirada que estos tiempos nos demandan”, comentan los Hermanos Carlos Gómez, Vicario General, y Martín Digilio, Consejero General, autores de la Reflexión Lasallista 10.
“En esta saga reflexiva, nos proponemos llevar nuestra mirada al corazón y desde allí reconocer que los tiempos presentes de la historia y la realidad del Instituto nos invitan a habitar las periferias”, continúan los Hermanos Carlos y Martín, evocando la obra clásica del francés Antoine de Saint-Exupéry, El Principito, que a tantas generaciones ha inspirado: “‘lo esencial es invisible a los ojos, solo se ve con el corazón’. Así que, intentemos mirar con los ojos y contemplar con el corazón”.
En este sentido la Reflexión Lasallista 10 aborda el imperativo de volver la mirada a las ‘márgenes’ a la manera de Jesús en el Evangelio, quien “nos revela en la parábola del Samaritano la actitud de quien se comporta como verdadero prójimo: es aquel que abandona su camino, va al encuentro del que está caído, cuida de su vida, proporciona los medios para asistirlo en su desafortunada situación, y se hace cargo de él. Este es el sentido de la invitación del papa Francisco a vivir una Iglesia servidora de los pobres, en salida”.
De ahí que la pregunta de fondo que acompaña el itinerario de los lasallistas hacia las periferias se encuentra es la misma que Jesús aborda cuando responde a la interpelación: “¿y quién mi prójimo?” (Lc 10,29).
Inspirados en la invitación del 46.º Capítulo General, la Reflexión Lasallista 10 propone algunos itinerarios que debemos transitar para que nuestro corazón esté en la periferia: el compromiso con la justicia, construir la paz y contribuir a un mundo sostenible en clave de ecología integral, son algunas de ellos.
“Tener nuestro corazón en las periferias es discernir nuestros proyectos educativos y pastorales, optando por los preferidos de Dios, desde allí; animarnos a crear respuestas nuevas, sacudirnos las ataduras y liberarnos de los formatos establecidos; saltarnos los prejuicios, para dar las respuestas educativas que necesitan tantos niños, niñas, adolescentes y jóvenes que peregrinan diariamente en las periferias”.