Misión Lasaliana
Han pasado más de tres siglos desde que San Juan Bautista de La Salle y los primeros Hermanos se asociaron para establecer escuelas cristianas gratuitas en Francia, conjugando la formación cristiana con una enseñanza de calidad, y llevándola a cabo de un modo fraterno, aportado un servicio importante y necesario a la Iglesia y a la sociedad (cf Regla 13).
Hoy la Misión Lasaliana continúa y se ha extendido a 80 países, donde más de un millón de alumnos, entre niños, jóvenes y adultos, se benefician en más de 1.100 obras educativas lasalianas. Más de 2.700 Hermanos de las Escuelas Cristianas y 90.000 educadores y colaboradores seglares mantienen vivo el carisma lasaliano y están comprometidos, de modo especial, con “las necesidades educativas de aquellos a quienes no se reconocen ni su dignidad ni sus derechos fundamentales”, para lo cual “El Instituto establece, renueva y diversifica sus obras según las necesidades del Reino de Dios” (Regla 13).
L
a Misión Lasaliana se desarrolla en contextos multiculturales, multirreligiosos e incluso secularizados, abarcando los niveles de educación infantil y primaria, secundaria y bachillerato, terciaria y universitaria, al igual que diversos centros de educación no formal y proyectos intercongregacionales vinculados con la misión evangelizadora de la Iglesia.
Aproximadamente la mitad de los estudiantes lasallistas están en riesgo de exclusión socio-educativa, en contextos de pobreza y vulnerabilidad frente a sus derechos fundamentales. En este sentido, la Misión Lasallista conlleva a ofrecer oportunidades formativas a quienes de otro modo no tendrían acceso a la educación, fomentando la inclusión de los grupos sociales más marginados, las mujeres y las niñas, y los estudiantes con necesidades especiales, en todo el mundo, como expresión de su opción preferencial por el servicio educativo a los pobres (cf. Regla 29).
El Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas mantiene su compromiso educativo con la promoción y la defensa de los derechos del niño, siendo uno de los miembros fundadores del BICE (Oficina Internacional Católica de la Infancia). Fruto de este empeño por llevar adelante la misión educativa entre los más pobres, en 1990, Año Internacional de la Alfabetización, la UNESCO otorgó a las instituciones lasalianas el premio NOMA.
De igual forma, la Misión Lasaliana se expresa en proyectos intercongregacionales como ‘Solidaridad con Sudán del Sur’, de la Unión de Superiores Generales, y el ‘Proyecto Fratelli’ junto a los Hermanos Maristas, para tratar de responder a las necesidades emergentes y urgentes de los niños y jóvenes más vulnerables y en situación de riesgo.
Actualmente la Misión Lasaliana continúa respondiendo a las realidades en las que se inserta, a través de sus centros educativos y mediante programas integrados y sostenibles para que la educación se conviertan en un motor de desarrollo, justicia y equidad para toda la comunidad.
Para hacerlo posible, se apoya en la Oficina de Solidaridad y Desarrollo y en una red internacional de organizaciones lasallistas sin ánimo de lucro que, en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y con el Pacto Educativo Global, llevan adelante proyectos de solidaridad, cooperación al desarrollo y voluntariado para construir un mundo más fraterno.


